Cada vez hay más pacientes de alergias nutricionales: existen dos teorías que explicarían por qué con las décadas ha ido aumentando el número de personas que padecen esta anomalía. Una de ellas es que, debido a la excesiva higiene de los distintos espacios públicos y privados, no exponemos nuestro sistema inmunológico lo suficiente a las bacterias; esto nos impide desarrollar las defensas adecuadas.

La otra tesis se centra en la dieta actual; consumimos una gran cantidad de comida industrializada que provocan reacciones inflamatorias en nuestro cuerpo. De hecho, muchas alergias (como la del maní) están relacionadas no con el alimento en sí sino en la forma en que es cultivado y luego procesado.

Algunos alimentos son más alérgenos que otros: ¿sabías que el fruto que más reacciones adversas provoca es el maní? Además, es el que causa los síntomas físicos más severos. A continuación, se sitúan en la lista la leche y las ostras. Otras comidas típicamente alérgenas son las nueces, los huevos, el trigo, la soya y el pescado en general.
Existen exámenes médicos para detectar estas alergias: es posible que si te aparece una erupción en la dermis, te cuesta respirar bien o tienes molestias digestivas sea a causa de una alergia. No obstante, con un examen de sangre o de piel puedes detectar mejor las alergias nutricionales y distinguirlas de una simple sensibilidad a ciertas comidas. Por ejemplo, la enfermedad celíaca es una reacción severa al gluten pero no una alergia.

El procedimiento más recomendable para encontrar una alergia específica a un alimento en particular es a través de la dieta, eliminando paulatinamente ciertas comidas y verificando si persisten los síntomas.

Es posible prevenir el desarrollo de alergias en los niños: diversas investigaciones sugieren que en los primeros años de vida de nuestros hijos es posible tomar medidas para limitar sus probabilidades de desarrollar alergias alimentarias. Se recomienda alimentar a los bebés exclusivamente con leche hasta los 4 o 6 meses de vida; antes de los 4 no deben comer nada sólido.

Tomar probióticos no impide el desarrollo de alergias: no existen estudios confiables que aseguren que consumir alimentos con cultivos desde una edad temprana limite el desarrollo de una alergia nutricional. De todas maneras, algunas investigaciones sugieren que las mujeres embarazadas y en periodo de lactancia toman probióticos pueden bajar la incidencia de eccemas por alergia en los bebés.