La intolerancia al gluten, proteína que se encuentra en los granos del trigo, la cebada y el centeno, es una manifestación alérgica cuyo diagnóstico no suele ser acertado en la mayoría de quienes la padecen: más del 99% de intolerantes al gluten nunca son diagnosticados.

Algo que constituye un serio problema, ya que hay más de 55 enfermedades que se relacionan directa o indirectamente con la intolerancia al gluten, y el porcentaje de población estimado que padece dicha intolerancia gira en torno al 15%.

¿Cómo podemos conocer si pertenecemos a este grupo?  Vamos a ver una serie de signos que pudieran indicarnos una posible intolerancia al gluten.

1. Confusión mental, sensación de cansancio, o fatiga, después de tomar un alimento con contenido en gluten.

2. Problemas digestivos que se manifiestan en forma de diarrea, o estreñimiento, gases e hinchazón. El estreñimiento es especialmente frecuente en los niños después de comer gluten

3. Queratosis pilar (o “piel de gallina” en la parte posterior de los brazos). Aunque puede estar relacionada con otras causas, también puede ser debida a una deficiencia de ácidos grasos ocasionada por carencia de vitamina A, lo que tiene lugar cuando se produce malabsorción intestinal por daño ocasionado por el gluten.

4. Síntomas neurológicos del tipo de mareo o sensación de pérdida de equilibrio.

5. Migrañas frecuentes.

6. Inflamación con dolor en las articulaciones e hinchazón, en los dedos, las rodillas e incluso las caderas.

7. Existencia diagnosticada de alguna enfermedad autoinmune como la artritis reumatoide, el lupus eritematoso, la psoriasis, tiroiditis de Hashimoto, colitis ulcerosa, esclerosis múltiple o una esclerodermia.

8. Presencia de desequilibrios hormonales del tipo del Síndrome premenstrual, o el S. de ovario poliquístico, así como aparición de infertilidad inexplicable.

9. Problemas psíquicos relacionados con el estado de ánimo: cambios de humor, ansiedad, depresión. También la aparición de un trastorno por déficit de atención.

10. Diagnóstico médico de fibromialgia, o de fatiga crónica: suelen indicar que su médico no puede localizar la causa exacta de la fatiga o el dolor.

Tal vez una de las mejores formas de averiguar si tenemos intolerancia al gluten se encuentra en una dieta estricta de eliminación: erradicar el gluten de su dieta al menos dos o tres semanas. Una vez pasado ese tiempo, reintroducirlo y observar los síntomas. Si al eliminar el gluten radicalmente, se sienten significativamente mejor, y al reintroducirlo, empeoran, lo más probable es que ése sea su problema.

Sin embargo, hemos de tener presente que dado que el gluten es una proteína muy grande, puede tardar más de ese tiempo en desaparecer. De hecho, tarda entre meses y años en desaparecer completamente de su cuerpo, por lo que cuanto más tiempo lo suprima de su dieta, mejor.

Evidentemente, como en toda alergia, el tratamiento más eficaz es la eliminación del elemento alergénico de su dieta, por lo tanto, ha de excluir al 100% toda presencia de gluten en su dieta. 

Esto es algo que puede ser muy difícil ya que está presente incluso en medicamentos y en suplementos, por lo que puede haber contaminación cruzada, que puede ser suficiente para producir la reacción alérgica.

Se deben erradicar de la dieta cualquier producto que contenga trigo, cebada centeno, harina o trazas de cualquiera de estos, a veces avena y se deben de leerlos ingredientes para comprobar que en efecto sea libre de gluten, generalmente la etiqueta lo señala.

No es imposible ni demasiado sacrificado, una vez que se acostumbra, comer sin gluten, y si tiene esta intolerancia, los resultados del cambio de su dieta, en su vida, serán espectaculares. No lo deje pasar.