Uno de los frutos más conocidos, y sin embargo menos valorados en proporción a sus posibilidades, es éste de que hoy vamos a hablar: el limón

No sólo su riqueza en vitamina C, todo un abanico de propiedades nutricionales hacen de él un remedio eficaz para una gran cantidad de situaciones como el ardor de estómago, las náuseas, el estreñimiento y las infestaciones por gusanos.

Si lo mezclamos con agua caliente también nos sirven para problemas de digestión.

Uno de los mejores tónicos, cuando hacemos un hábito el beber por las mañanas agua con limón, esto actúa como un tónico hepático y lo estimula a producir bilis, mejorando así para el resto del día la digestión de los alimentos.

Además, esta agua con limón o limonada puede ayudar a aliviar síntomas de enfermedades como la amigdalitis, el dolor de garganta, e incluso el asma.

Veamos qué vitaminas proporcionan los limones  y sus efectos para nuestra salud.

En un limón encontramos entre 18 y 22 unidades internacionales de vitamina A, que, según datos científicos comúnmente aceptados, es un elemento que colabora activamente en la prevención de las infecciones, ya que nuestro sistema inmunológico la necesita para su normal funcionamiento.

Pero su papel fundamental, o al menos más conocido, es en la visión, y en este sentido se usa para mejorarla, y para el tratamiento de trastornos oculares como la degeneración macular senil, el glaucoma y las cataratas. 

Además, sirve para colaborar en el crecimiento óseo (incluido el desarrollo dentario) y es útil para un mantenimiento saludable de las mucosas, de la piel y del cabello.

Esta vitamina es imprescindible para el metabolismo de los alimentos y para la formación de muchas hormonas de nuestro cuerpo. 

Asimismo colabora en la producción de colesterol HDL o “bueno”.

En un limón hay 0,16 mg de ácido pantoténico. 

Los adultos necesitan 5 mg diarios, aunque las mujeres gestantes deben incrementar la dosis a 6 ó 7 mg al día.

Es el componente vitamínico más abundante en el limón, con una cantidad por pieza de 44,5 mg, uno de los más elevados en las frutas.

Debido a esto, los limones pueden resultarnos muy útiles en el tratamiento y prevención de infecciones, en la aceleración de la cicatrización de heridas y para rebajar fiebres elevadas. 

Además, la vitamina C es un componente fundamental para el correcto funcionamiento de nuestro sistema inmune, con lo que podremos mejorar la lucha contra las enfermedades infecciosas.

Por otro lado, la vitamina C es imprescindible para la síntesis del colágeno, que es un componente estructural  esencial de huesos, ligamentos, tendones, pero también, por ejemplo, de nuestros vasos sanguíneos, por lo que secundariamente también son útiles para mejorar nuestra circulación.

Como vemos, tomar varios limones al día, solos, o en jugos, o en agua tibia, nos proporcionará evidentes beneficios.