¿Te ha sucedido notar que el número en la balanza  aumenta o tus pantalones te quedan más ajustados por más de que haces mucho deporte? No importa si hace poco has comenzado a realizar actividad física o eres un gimnasta de larga data: puedes tener incorporados algunos malos hábitos en tu rutina de entrenamiento que te dificultan el descenso de peso. Checa esta lista para identificar esos deslices que están arruinando tus expectativas de estar en forma.

• No buscas el consejo del entrenador: muchas veces las personas van al gimnasio y cuando no saben utilizar una máquina, se fijan en cómo ejercitan sus compañeros de sala en vez de preguntar a un profesor o entrenador cualificado. Entonces terminan haciendo mal los ejercicios, restando en efectividad y hasta sufriendo lesiones. Una buena estrategia es pagar a un entrenador las primeras sesiones hasta adquirir la técnica correcta en los ejercicios.
  
  
• No haces un buen calentamiento: para evitar que tus músculos se resientan, debes calentar apropiadamente antes de entrenar. Focalízate en preparar sobre todo las zonas musculares que vayas a ejercitar en las máquinas. Al mismo tiempo, las progresiones deben ser moderadas: existe una regla conocida como de 2-2, que consiste en no incrementar el peso hasta no ser capaz de hacer por lo menos 2 repeticiones más que tu número habitual, y por 2 entrenamientos seguidos.
  
  
• Te limitas al entrenamiento cardiovascular: sin lugar a dudas, hacer ejercicio en un elíptico, correr, caminar y bailar son actividades excelentes para personas que son sedentarias hace mucho tiempo y ayudan a adelgazar; sin embargo, deben ser combinados con entrenamiento de fuerza para lograr óptimos resultados. Incrementando la resistencia, se eleva el metabolismo para quemar más calorías durante todo el día.
  
  
• Comes mucho después de entrenar: no pocas personas se justifican de sus atracones de comida pensando que se lo merecen porque han ido al gimnasio. Sin embargo, esta costumbre puede destruir todos los esfuerzos hechos durante la sesión de actividad física. Para evitar sentir ataques de hambre luego de entrenar, lo ideal es tomar una colación con hidratos y proteínas dentro de los 45 minutos siguientes; por ejemplo, leche con un poco de fruta o yogur griego con miel.
  
  
• Entrenas con el estómago vacío: al contrario de lo que se piensa, entrenar con el estómago vacío no te ayuda a quemar más grasa. Incluso, tomar una pequeña colación antes de ejercitarte te da energía para llevar a cabo una excelente performance. Lo mejor es una combinación de hidratos complejos y proteínas; por ejemplo, una manzana y un poco de queso, una rebanada de pan integral con una cucharada de crema de maní, una barra de granola y un puñado de almendras.
  
  
• Tratas de endurecer tus abdominales sin un entrenamiento integral: flexionar los abdominales hacia adelante en el piso durante mucho tiempo en un intento de reducir la grasa del vientre no te ayudará en tus objetivos. Para tener un abdomen chato, debes ejercitar todas las secciones del grupo muscular (abdominales rectos, oblicuos y transversales) Además, tienes que entrenar integralmente todo tu cuerpo y llevar una dieta equilibrada.
  
  
• Pasas horas en el gimnasio: que una buena sesión de ejercicios implique pasar horas en el gimnasio es un mito. Debes darle a tu organismo tiempo para recuperarse después de entrenar, pues es eso lo que te ayudará a maximizar los resultados de la actividad. La medida recomendada es hacer entre 12 y 15 repeticiones de cada ejercicio; y a su vez, cada ejercicio no debe repetirse entero más de 3 veces.
  
  
• Nunca modificas tu rutina: puede pasar que te sientas cómoda con una rutina y no desees cambiarla en mucho tiempo. El problema es que el cuerpo se acostumbra a los movimientos y en un momento dado estos dejan de ser efectivos. El organismo entra en una meseta. Para eso, puedes tener una base de ejercicios estables e ir modificando algunos entre una rutina y otra. También puedes cambiar el peso y número de repeticiones de cada uno para optimizar resultados.
  
  
• Buscas sentirte agotada después de hacer ejercicio: para ver resultados, sentirse agotado no es necesario ni constituye una medida del éxito. Lamentablemente muchos entrenadores esperan que sus clientes terminen muy cansados como garantía de que han hecho una buena performance. El dolor muscular normal aparece entre 1 y 2 días después de entrenar si has realizado un ejercicio nuevo o aumentado el peso en tus ejercicios habituales.
  
  
• Te basas en los datos de la cinta para saber las calorías quemadas: debes tener en cuenta que las cintas para caminar y los elípticos calculan el número de calorías consumidas considerando determinado peso corporal. Si pesas menos, estarás quemando menos de lo que indica la máquina. Además, el porcentaje varía según el consumo de oxígeno de cada persona. Lo ideal es contar con el consejo de un profesional que aporte el equipo de medición adecuado.
  
  
• Te inspiras en los cuerpos de los famosos: si cuando entrenas colocas el cuerpo de una celebridad delante de ti para que te sirva de modelo, probablemente termines fracasando, pues nunca llegarás a la meta. Se trata de personas que tienen mucho tiempo y dinero para disponer de entrenadores personalizados toda la semana, cirugías plásticas, maquillajes, edición de fotos y muchos recursos que las ayudan a verse bien, muchas veces mejor de lo que en realidad son.
  
  
• Esperas tener resultados inmediatos: los resultados reales no aparecen de la noche a la mañana. La única fórmula para el éxito es la constancia sumada al trabajo adecuado, dirigido a lograr metas específicas. De hecho, antes de que veas resultados físicos tu cuerpo se estará adaptando por medio del sistema nervioso a los nuevos estímulos del ejercicio. Este proceso se llama “adaptación neurológica” y tarda semanas en realizarse; antes, ganarás fuerza pero no masa muscular visible.