Los estudios realizados a personas con epilepsia demuestran que la dieta cetogénica ayuda a los niños y a algunos adultos, a tener un mejor control sobre los ataques que produce esta enfermedad que es considerada crónica y que se produce por algún o algunos trastornos neurológicos.

La dieta utilizada para tratar la epilepsia es una dieta cetogénica específica para ello. Se distingue de la básica en que es un método fundamentado en un consumo alto de contenidos de grasas, es bajo en hidratos de carbono y con la cantidad suficiente de proteínas para garantizar el crecimiento y la salud del organismo.

El objetivo de este tipo de dieta es que el cerebro no utilice la glucosa como energía, sino que las moléculas llamadas cetonas – las cuales son altamente solubles al agua – sean la energía (en cantidades suficientes) para el cerebro. La dieta cetogénica para tratar la epilepsia debe estar siempre supervisada y bajo un control médico.

Normalmente, el procedimiento empieza determinando la cantidad de proteínas que hay en el cuerpo del paciente y se debe ayunar al menos dos días antes de comenzar. La estructura de la dieta es la siguiente: gramos de grasas y proteínas + gramos de carbohidratos; la relación sería 4:1, es decir, cuatro veces más grasas y proteínas que carbohidratos.

La dieta cetogénica para estos trastornos neurológicos se va adaptando según el paciente, no permitiendo en ningún caso comidas empaquetadas como bajas en calorías. Por lo general, los líquidos y las calorías son limitadas. Esto es porque un gramo de grasa representa dos veces más la cantidad de calorías que un gramo de hidrato de carbono o proteína.

En esta dieta, las calorías son provenientes de la grasa en un 90%, por lo que realizar esta dieta representa un estricto trabajo, el cual lleva un proceso de adaptación y requiere tiempo y esfuerzo para realizar las comidas acordemente, respetando las cantidades y los tiempos de la dieta.

Es necesario considerar que existen algunos tipos de trastornos epilépticos que la ciencia aún no comprende con exactitud, lo que repercute en los resultados en cuanto a la efectividad del tratamiento. Sin embargo, en los estudios realizados se evidencian resultados extraordinarios: un tercio der los pacientes presentaron un 90% menos de ataques epilépticos, mientras que otro tercio de los pacientes redujeron la cantidad de ataques en un 50-90%.

No es posible asegurar a ciencia cierta la razón por la cual la dieta cetogénica funciona en el tratamiento de la epilepsia. Existen, sin embargo, algunas teorías que se fundamentan en la influencia en los receptores de neuronas, otras en la expresión de genes o incluso otra que sugiere que la dieta produce cambios en los neurotransmisores.

Generalmente, los niños deben seguir la dieta cetogénica para tratar la epilepsia durante al menos dos años, algunos incluso un poco más. Existe evidencia que después de los dos años los ataques epilépticos han desaparecido en niños.

Existen estudios de la dieta Atkins Modificada con resultados positivos en adultos, pero cabe destacar que se demostró que con los adultos es más difícil mantener una dieta porque son conscientes de lo que ingieren.

La dieta Atkins Modificada es un método muy popular que también ha demostrado resultados favorables en adultos. La medición de calorías, líquidos y proteínas es mucho menos estricta. Esta dieta permite agregar paulatinamente más gramos de carbohidratos que los permitidos en la cetogénica.

Existe al menos un estudio que asegura que las personas adultas con epilepsia que se han cambiado de la dieta Atkins a la dieta cetogénica, muestran una mejoría y menos frecuencia de ataques epilépticos.

La siguiente receta es para dar una idea de cómo es una dieta cetogénica para tratar la epilepsia. Recuerde que este tratamiento debe realizarse bajo estricta supervisión médica

Una comida típica dentro de una dieta cetogénica sería:

• Desayuno: crema de leche, huevos con mantequilla, tocino y alguna fruta.

• Almuerzo: ensalada con lechuga y atún, crema de leche y mayonesa.

• Cena: hamburguesa con queso (que contenga extra grasa), judías verdes, ensalada.
  

Aperitivos:

• Natillas hechas con huevo y crema de leche.
  
  
• Bolitas de mantequilla de maní (una mezcla de mantequilla de maní y mantequilla).

• Yogur con mucha crema y trocitos de fruta.

Durante una reunión, una niña sufrió una convulsión y le diagnosticaron espasmos infantiles, o síndrome de West, una variación epiléptica. Los médicos pronosticaron que la menor no podría llevar una vida normal, que tendría problemas en el desarrollo y que tal vez nunca caminaría o hablaría.

Meses después, la madre de la niña leyó sobre el tratamiento de la epilepsia mediante la dieta cetogénica que, tras el desarrollo medicinal había quedado olvidado. La madre convenció al neurólogo que trataba a su hija de aplicarle el tratamiento. Después de un par de semanas, los ataques epilépticos cesaron y la niña comenzó a ir al colegio.

Más de 300.000 niños son tratados favorablemente por trastornos convulsivos (ataques epilépticos) en los Estados Unidos.