Un plan de entrenamiento debe ser individualizado, pues cada organismo tiene una fisiología diferente. Por ejemplo, con una misma rutina y misma carga, una persona pudiera estar tonificando el músculo, mientras que otra, por otro lado, estaría aumentado el volumen muscular.

Mucha gente entrena a una intensidad equivocada, sin darle a su cuerpo el estímulo correcto en el momento adecuado.

La base de un plan de entrenamiento inteligente consiste en:

1. Una evaluación ó diagnóstico de tu capacidad física y aeróbica, que permita conocer tu estado actual y así establecer un plan de ejercicios de fuerza y cardiovasculares.

Ejemplos:

• Tensión arterial en reposo
• Ritmo Cardiaco en reposo(pulsaciones por minuto)
• Índice de grasa corporal
• Fuerza especifica(push ups en un minuto)
• Abdominales en 1 minuto
• VO2Max. Prueba de capacidad aeróbica.

2. Planificación: Así como planificas las actividades de la semana o día, las sesiones de entrenamiento también deben ser planificadas, qué días entrenarás fuerza y qué otros días entrenarás cardiovascular.

3. Seguimiento: llevar un registro diario de tus hábitos de alimentación y ejercicio.

4. Re-evaluación: Comparar los resultados iniciales con los resultados finales.

Establece una meta real y alcanzable en un tiempo estipulado. La meta puede ser a corto, mediano y largo plazo, siempre sin poner en riesgo la salud.

Cuando se entrena bajo la metodología del entrenamiento, los objetivos son más fáciles de alcanzar.

La nutrición es un factor determinante para obtener los resultados planeados: tener un plan de alimentación acorde a tus objetivos te permite maximizar tu entrenamiento en el gimnasio.

La base del éxito dentro de un programa de entrenamiento con resultados óptimos será el desarrollar cuatro componentes, que son:

• 1. Ingesta apropiada de alimentos
• 2. Actividad cardiorrespiratoria
• 3. Entrenamiento de fuerza
• 4. Hidratación